Derribó prejuicios. Lo hizo desde desde el día en el que decidió unirse a Ciervos Pampas, allá por 2012, para incursionar en un deporte totalmente desconocido para ella, pero también para formar parte de un club que representaba algo más que 15 personas dentro de una cancha. También lo hizo cuando comenzó ese difícil, arduo, pero reconfortante camino que la llevó a encontrarse consigo mismo: transformarse en mujer. Porque en ese entonces, Eleonor todavía no existía, pero se percibía en su interior. El cambio no fue fácil, de hecho el revés familiar llegó muy rápido. Sin embargo, ella siguió mirando hacia adelante.  Y tan adelante llegaron sus convicciones, que revolucionó al mundo del rugby al ser la primera chica trans en jugar a este deporte en Argentina, un hito que le abrió el lugar a tantas otras personas que atraviesan su misma situación y visibilizó una necesidad latente de inclusión, sin importar el género.