El béisbol, por encima de todo, es un juego. Los más grandes, incluso, se refieren a él como uno de niños. Afirmación con la que Sebastián está completamente de acuerdo.

Con la mente puesta en ganar, Sebastián toma clases personalizadas de béisbol para aprender a lanzar más fuerte, una habilidad indispensable en el deporte americano. No obstante, caminar hacia su objetivo es más difícil de lo que esperaba.

La liga sube de nivel y los jugadores venezolanos le agarran rápido el tiro. Sebastián teme por sí mismo. Sin embargo, idea un plan para que la competencia de béisbol no le pase por encima ante la posibilidad de quedarse sin equipo. ¿Funcionará?

Contra todo pronóstico, Sebastián encuentra personas para jugar: primero amigos, luego conocidos y más tarde desconocidos. En un abrir y cerrar de ojos, el pasatiempo de parque se convierte en una liga con varios equipos que lo hace dudar de sí mismo.

Las cosas han cambiado. Ahora Sebastián es un adulto y tiene a su papá en la cárcel. Es entonces cuando el béisbol regresa para salvarlo del abismo, reconectarlo con su figura paterna y marcar el inicio de su camino como deportista aficionado.

Sebastián siempre supo que el béisbol era lo máximo. Sin embargo, nunca lo jugó. Lo vivió en su infancia a través de su papá. En este episodio, vamos de regreso a Cartagena, a orillas del mar Caribe, para entender el origen de esta pasión.

¿Qué puede hacer la sociedad ante la violencia sexual infantil? Un recorrido por los recursos usados en programas de justicia restaurativa para reparar el daño hecho a víctimas como Brisa, quien aún espera por la anhelada justicia.

¿Qué mecanismos hay detrás de la violencia sexual infantil? Una herida que, cuando no es tratada, puede verse como una caja gigante en la mitad de la sala: incómoda y desgastante, pues la víctima siempre tiene que buscar la manera de esquivarla.

Con el tercer y último juicio sin resolver por la ausencia de su presunto agresor, Brisa, quien sabe exactamente donde está, se enfrenta a la legislación de otro gobierno para lograr que el acusado sea extraditado nuevamente a Bolivia.

La audiencia ante la Corte IDH no hace las cosas más sencillas para Brisa, quien tiene un fuerte altercado con los representantes del Gobierno de Bolivia. Sin embargo, el alto tribunal le concede una victoria simbólica muy importante para su caso.