La lotería como monopolio del Estado llegó a España en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando Esquilache, el ministro italiano de Carlos III, y ante la necesidad de tesorería de la Corona, importó desde Nápoles el popular juego de la "lotto". Medio siglo más tarde, durante la Guerra de la Independencia, las Cortes de Cádiz aprobaron por unanimidad en 1811 la propuesta de creación de otra lotería (que es hoy la Lotería Nacional) que ayudase a sufragar los gastos de guerra contra el ejército francés. Esa lotería "patriótica" o "nacional", inspirada en la que se jugaba en México, fue muy aceptada, de tal forma que superó muy pronto en ventas -y en recaudación- a la vieja "lotto", o "lotería primitiva".