La relación entre los humoristas gráficos y el poder nunca ha sido fácil. Si ahora vivimos un momento en donde los ilustradores y cómicos reivindican una mayor libertad de expresión (libertad que dicen coartada por la "Ley Mordaza"), y en donde hemos vivido episodios dramáticos como el atentado contra la revista Charlie Hebdó, en el pasado también hubo situaciones donde una viñeta justificó represión y ejecuciones. Recordamos dos casos: el de la revista catalanista "Cu-Cut" (1905) y el fusilamiento, tras la Guerra Civil Española, de Carlos Gómez Carrera, "Bluff", uno de los más importantes humoristas gráficos de los años treinta.