La experiencia del pueblo de Israel fuera de su tierra, lejos de su hogar produjo en ellos una fuerte conmoción. El regreso a a la tierra prometida es, para ellos, una inmensa, profunda y extensa alegría. Así nos pasa a los humanos lejos de nosotros mismos, de la Verdad -o como dice el salmo de Dios, en el exilio–, estamos tristes. Cuando nos reencontrarnos y nos acercarnos a la Luz, a Dios, es como el regreso a casa y ¡estamos alegres!.
Lágrimas de tristeza y lágrimas de alegría: ¡Están tan cerca, tristeza y alegría!
La afirmación de hoy puede ser: Estamos Alegres
o también: Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares
Paz y Alegría
Salmo 125
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
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