La oración se eleva por encima de las nubes desde el confín de la tierra para un doble pedido: por una parte que Dios sea Roca y Refugio y por otra que lo acoja en su templo a la sombra de sus alas.
El recuerdo del pasado es, para el pueblo de Israel, garantía para el presente, siempre que vaya siempre acompañado de dos fuerte escoltas: Fidelidad y Lealtad.
El salmo termina con un alabanza.
Decreto: Refugiado al amparo de tus alas.
Paz y bien. Bendiciones