La justicia humana es, mucha veces «injusta». La justicia divina no se equivoca.
El salmo de hoy es la respuesta del que meditamos ayer. No se preocupen del malvado, no pierdan el tiempo con él, porque la justicia divina llegará a su tiempo. ¿Cuándo?- se preguntan algunos- pues…., en el momento justo.
De ahí que, ante esta situación, brote del corazón un canto de acción de gracias.
Puedes repetir este decreto: “Te damos gracias, oh Dios, por tu justicia”.
Paz y Bien, hasta mañana.