El salmista sigue repasando los pasos del Pueblo de Israel por la historia. Es una epopeya de infidelidades del pueblo hacia Jhavé. Jhavé castiga, prueba, a veces, les pone en penitencia, pero nunca les abandona. Recuerdan siempre que Jhavé Dios no falta a su palabra del "linaje perpetuo". Aunque, materialmente, el ser humano siente en muchas ocasiones el "abandono", –casos como la enfermedad, la injusticia, la maldad...– en el fondo si abre su corazón siente en lo más profundo de su ser una voz que dice –y que te puede servir como mantra para hoy– "No les retiraré mi favor".
En resumen, Jhavé-Dios no se “cansa” de las infidelidades de su pueblo, que lo único que provocan es que sientan en sus carnes el “peso del mal”
Insisto, jaculatoria: “No les retiraré mi favor”
Gumersindo Meiriño Fernández