¡Qué sobada está la palabra amor! Sobre todo en las canciones y conversaciones populares ¿verdad? ¿Es acaso el amor ese impulso químico que uno siente por otra persona a veces? ¿Es una fuerza misteriosa que igual que viene, se vuelve a marchar? Fácilmente da la impresión de que tenemos muy poco control sobre ese sentimiento que llamamos amor. El odio, sin embargo, parece permanecer mucho más tiempo, como si realmente fuese más fuerte que el amor. Hay odios que desde luego duran toda la vida. ¡Qué difícil es cambiar tus sentimientos por la persona que tienes atravesada y te resulta antipática! Quizás consigues llegar a que te resulte indiferente pero ¿llegar a amarle? Es verdad que hay relaciones donde parecen coincidir simultáneamente el amor y el odio ¿verdad? Lo que está claro es que lo que parece dominar la vida de las personas es la animadversión. La cínica sabiduría popular enseña que hay que saber escoger bien a tus enemigos porque al fin y al cabo son ellos quienes te van a acompañar toda tu vida. Jesús tenía mucho que decir sobre este tema y en su predicación intentaba poner límite a ese odio. El odio que nos lleva tantas veces al deseo de venganza e incluso ir mucho más allá de la ofensa recibida. Jesús vemos que lo hace además precisamente a partir de este texto que encontramos en Éxodo 21.... Podcast de Jose de Segovia sobre Libro de Éxodo, Cap. 21 12-36