Tomar a la ligera los asuntos serios de la vida es uno de los errores más tontos que se pueden cometer. El más solemne de esos asuntos, y el que debería tener la máxima prioridad, es nuestra relación con Dios.
Tomar a la ligera los asuntos serios de la vida es uno de los errores más tontos que se pueden cometer. El más solemne de esos asuntos, y el que debería tener la máxima prioridad, es nuestra relación con Dios.