El cristianismo, al expandirse por el Imperio romano desde el siglo I, fue construido y arrasado. Pero gracias al Edicto de Milán del año 313, el emperador Constantino permitió que el cristianismo fuera tolerado, y además le concedió una serie de fueros y privilegios. Esto haría que, finalmente, en el año 380 se convirtiera en la religión oficial del Imperio. (Turriago Daniel, 2017)