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Deja de dudar y cree
Mientras Jesús estaba vivo, Tomás era tan fuerte como un roble.
Pero cuando Jesús fue ejecutado, se convirtió en una caña que se sacudía en los vientos de la duda.
La verdad era, aunque no se dio cuenta en ese momento, que era el Maestro quien era el roble. Era un mero retoño que crecía a su sombra. Cuando cayó el roble estaba indefenso. Todos son sacudidos por los vientos de la duda. Necesitamos mirar las llagas del Señor, y escuchar su dulce voz que nos dice: 'Dejar de dudar y creer'. Entonces con Tomás nos atreveremos a decir: 'Señor mío y Dios mío'.
Deja de dudar y cree
Mientras Jesús estaba vivo, Tomás era tan fuerte como un roble.
Pero cuando Jesús fue ejecutado, se convirtió en una caña que se sacudía en los vientos de la duda.
La verdad era, aunque no se dio cuenta en ese momento, que era el Maestro quien era el roble. Era un mero retoño que crecía a su sombra. Cuando cayó el roble estaba indefenso. Todos son sacudidos por los vientos de la duda. Necesitamos mirar las llagas del Señor, y escuchar su dulce voz que nos dice: 'Dejar de dudar y creer'. Entonces con Tomás nos atreveremos a decir: 'Señor mío y Dios mío'.