Lo kitsch no es solo algo de mal gusto o de mala calidad, no es solo estética, no son solo objetos, y no solo está en el arte, lo kitsch puede ser todo: la vida, la muerte o el amor, incluso la política, su complejidad viene de los factores éticos que conlleva. Esa es su esencia, la confusión de lo ético y lo estético, dado que lo kitsch no quiere producir lo bueno, sino solo lo bello y así se convierte en mucho más que un simple adjetivo en donde el término y el fenómeno se enriquecen mutuamente.