Gloria, buscando amistades en línea, terminó siendo infiel a su esposo al intercambiar fotografías y mantener conversaciones íntimas con un desconocido. Al darse cuenta de su error, decidió confesarle la verdad, y él, sorprendido, eligió perdonarla.
Gloria buscó el perdón de Dios, quien le quitó el deseo de volver a hablar con aquel hombre y le dio un nuevo propósito. Su historia muestra que todos somos vulnerables a la tentación (Santiago 1:14-15) y que la confesión es esencial para la sanación (1 Juan 1:9). A través del arrepentimiento y el perdón, es posible encontrar restauración y una nueva dirección en la vida.
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