Joel lo tenía todo encaminado, hasta que un accidente lo dejó sin una pierna. En medio del dolor, encontró apoyo en su familia, en su iglesia y, sobre todo, en Dios. Descubrió que, aunque la vida cambia en un instante, la fe puede sostenernos. Isaías 41:10 le dio fuerza: “No temas, porque yo estoy contigo.” Hoy, Joel camina con una prótesis, pero sobre todo, con una nueva fe. Si estás herido, recuerda: Dios no te abandona. Aun en el dolor, hay propósito.