Alicia, una niña con un corazón sincero, se sintió herida cuando Dios no respondió como esperaba. Perdió a seres queridos y pensó que orar ya no tenía sentido. Pero en medio del dolor, su padre le recordó que Dios siempre escucha, incluso cuando responde con un “no” o un “espera”. Esta historia habla de fe en medio del silencio, de confiar en el amor de un Dios que nunca falla, y de cómo, aún sin entenderlo todo, podemos encontrar esperanza en su voluntad perfecta.