Después de perder a su esposa inesperadamente y, años más tarde, también a su hijo, Juan atravesó un dolor indescriptible. Esta canción refleja ese viaje de pérdida, duelo y esperanza. A través de su fe y el consuelo de Dios, encontró fuerza para seguir adelante. Junto a Carmen, su nueva compañera, comparte este testimonio de sanidad y restauración."Los que siembran con lágrimas, con regocijo segarán." – Salmo 126:5