Almolonga, una ciudad guatemalteca dominada por la violencia, el alcoholismo y la brujería, fue transformada radicalmente por el poder de la oración. Lo que era tierra seca y cárceles llenas, hoy es símbolo de abundancia, fe y libertad. La intervención de Dios cambió su historia: cosechas abundantes, cárceles cerradas y una comunidad rendida a Jesús. Esta es la historia real de una ciudad que creyó y fue restaurada. ¿Puede Dios hacer lo mismo en tu ciudad?