Un experto en la ley quiso poner a prueba a Jesús preguntando: “¿Quién es mi prójimo?”. Jesús respondió con una parábola que rompió esquemas: el buen samaritano. Más allá de razas, creencias o clases sociales, ser prójimo es amar activamente. Esta historia nos confronta: ¿a cuántos pasamos de largo cada día? Jesús nos llama a vivir un amor real, compasivo y valiente. Amar al prójimo no es una opción, es un mandato que transforma vidas… incluso la nuestra.