En muchas comunidades, los niños enfrentan la dura realidad de la pobreza, lo que limita sus oportunidades educativas. Delia es un ejemplo de esta lucha. Desde pequeña soñó con estudiar, pero a los 11 años dejó su hogar para trabajar como niñera.
A través de su viaje, Delia entendió la importancia de la fe en Dios, lo que le permitió crecer espiritualmente. Ahora comparte su testimonio, enfatizando la necesidad de cuidar a nuestros hijos e invertir en su educación. Su historia refleja perseverancia y fe, resonando con Romanos 5:3-4, y nos inspira a buscar fortaleza en la fe para enfrentar desafíos y soñar con un futuro mejor.
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