Norma, hija de un pastor respetado, considera a su padre un “hombre ejemplar”, pero la falta de comunicación y su dedicación al ministerio descuidaron a la familia. Esto llevó a Norma a sufrir abusos sexuales por parte de un primo, de los cuales no pudo hablar con él.
A pesar de su dolor, nunca se alejó de Dios y ahora asiste a una iglesia donde se siente segura. Ha elegido perdonar a su padre y a su primo, siguiendo la enseñanza de Efesios 4:32.