María vivió atrapada por su devoción a la muerte, buscando llenar un vacío interno a través de prácticas supersticiosas. Con el tiempo, se convirtió en una figura popular, ofreciendo adivinaciones y cultos a la muerte, creyendo que eso le daba poder sobre los demás. Sin embargo, un día escuchó un mensaje que le hizo cuestionar todo lo que creía. Al darse cuenta de que su camino la alejaba de Dios, decidió cambiar radicalmente: tiró la imagen de la muerte y abrió su corazón a la vida. Su transformación fue impactante, y desde entonces vive con la certeza de que la verdadera luz está en la abundancia de la vida.