Darío creció en medio del dolor, perdiendo a su padre a una edad temprana y viendo a su madre luchar para mantener a su familia. Desde los 9 años, salió a las calles buscando trabajo para ayudar, sin entender completamente los riesgos. A pesar de las dificultades, nunca perdió la esperanza y se aferró a su sueño de ser músico.
Con el tiempo, descubrió su talento para escribir y cantar, y alguien le sugirió dedicar su música a Dios. Guiado por el Salmo 37:4, comenzó a llevar su música a los escenarios, compartiendo canciones que inspiraban esperanza en Jesús. La historia de Darío nos enseña que, aunque la vida nos presente obstáculos, siempre hay espacio para soñar y perseverar. Con fe, podemos superar cualquier desafío y dedicar nuestros talentos a algo más grande. 🙏🎤