Dora, una joven llena de vida, vio su mundo cambiar cuando la tristeza y el aislamiento la envolvieron. Aunque tenía una relación con su novio, las decisiones impulsivas y la vergüenza la hicieron sentir vacía y desconectada de Dios. Su historia refleja las luchas emocionales que muchos enfrentan, especialmente en la juventud, cuando las tentaciones y las malas decisiones pueden alejarnos del propósito divino. Dora experimentó el dolor de sentirse perdida, pero en su vulnerabilidad, reconoció que necesitaba ayuda. Su regreso a Dios, sinceramente arrepentida, le permitió encontrar consuelo y restauración. El Salmo 119:9 nos recuerda que, al guardar la palabra de Dios, limpiamos nuestro camino y encontramos fortaleza. Si te sientes como Dora, recuerda que Dios está dispuesto a restaurarte y guiarte hacia una vida nueva, llena de paz y propósito.