Pedro, movido por la pobreza que vio en un basurero, compartió con niños lo que él había recibido de Dios: luz, esperanza y fe. Les regaló linternas y les habló de Cristo, mostrándoles que aunque su situación era sombría, el amor de Dios puede iluminar cualquier oscuridad. Su misión es rescatar a los niños del abandono y mostrarles su valor en Cristo.