La biología nos muestra algo impresionante: cuando un hombre tiene relaciones íntimas con una mujer, entre 200 y 300 millones de espermatozoides compiten por llegar al óvulo. Sin embargo, solo unos pocos lo logran y, de esos, solo uno puede fertilizarlo. ¿Te has detenido a pensar que, aunque parecía que todo estaba en tu contra, el ganador fuiste tú? En esa carrera inicial, sin ojos ni piernas, sin preparación ni conocimiento, corriste y ganaste. Esa victoria, ese primer logro, fue un triunfo sin igual.Ahora, en tu vida, con los recursos que has adquirido, los sueños por alcanzar y los desafíos por superar, ¿qué te hace pensar que perderás ahora? Si fuiste capaz de ganar esa carrera inicial, ¿por qué rendirte ahora? Como nos recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". La fortaleza que te permitió llegar al óvulo sigue disponible para ti hoy. Dios te ha dado la capacidad para enfrentarte a cada desafío, y con Él, no hay nada que te pueda derrotar. ¡Sigue adelante con la confianza de que ya eres un ganador!