Una tragedia en un escenario caribeño dejó a un país entero de luto. Lo que comenzó como una celebración terminó en dolor e incertidumbre. Días después, una frase estremeció corazones: “Ya no hay más nada.” Más que un parte oficial, fue símbolo de pérdida, resignación y profunda tristeza. Pero incluso en medio del dolor más oscuro, hay consuelo. Este episodio recuerda que, aunque parezca que todo está perdido, en Dios aún hay esperanza y paz para el alma que llora.