Germán, un líder respetado, atravesó un desierto espiritual al descuidar su relación con Dios en medio del servicio a otros. En su soledad, redescubrió el valor de su familia y la necesidad de descansar en Dios. Su historia nos recuerda que incluso los líderes necesitan ser restaurados. Solo en Dios encontramos el verdadero refrigerio para el alma.