Osvaldo solo quería encajar, pero terminó perdiéndose a sí mismo entre risas que dolían y burlas disfrazadas de amistad. Por mucho tiempo creyó que ser aceptado significaba soportar humillaciones... hasta que escuchó una verdad que cambió su corazón: no todo lo que parece amistad lo es, y Dios no nos creó para ser menos, sino para ser luz.En este episodio, exploramos cómo identificar relaciones dañinas, sanar desde la identidad en Cristo y aprender a rodearnos de personas que realmente edifican.