Leandro y Maura soñaban con un hogar feliz, pero la enfermedad de su hijo y los errores los llevaron al caos. El alcohol, las discusiones y el dolor destruyeron su relación, hasta que Dios intervino. Maura abrió su corazón al Señor y comenzó a orar por su esposo. Tiempo después, Leandro también se rindió a Dios, y juntos vieron un milagro de restauración. Su historia demuestra que el amor de Dios sana heridas profundas y reconstruye familias desde las ruinas.