Saulo perseguía a los cristianos con celo religioso hasta que un encuentro sobrenatural con Jesús lo detuvo en el camino a Damasco: una luz y una voz divina transformaron su corazón. Por tres días permaneció ciego y sin comer, hasta que Ananías lo visitó, y recobró la vista lleno del Espíritu Santo.De perseguidor a predicador, Saulo, llamado Pablo, demostró que nadie está fuera del alcance de la gracia de Dios. Su pasado se convirtió en plataforma para anunciar el poder restaurador de Jesús, y su vida nos inspira a abrir el corazón y dejar que Dios transforme nuestros errores en testimonio.Hechos 9:3-4 “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”