Julia Quintana (presidente de la Asociación de Mujeres Rurales de Burgos) lleva trabajando en el campo y viendo lo que sucede con el cereal desde siempre. Su padre decidió apostar por la primera seleccionadora de grano de su pueblo y ahora es ella quien se dedica a estas labores y al cuidado de una explotación de 200 hectáreas en la que combina en rotación diferentes cultivos: cebada, trigo, girasol, mientras una parte la reserva en barbecho para cobrar la PAC y las ayudas de los ecorregímenes. «Compro semillas certificadas R1 y R2 que vienen con sus estudios y garantías de germinación. Usarlas significa pagar un royalty anual, cosa con la que muchos no están de acuerdo, porque supone otro gasto. Cada año aparecen variedades nuevas, adaptadas al clima o más productivas, pero no todas funcionan igual», cuenta.