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Palabra de Dios: ““Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Él respondió y dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.
Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.” Mateo 4:1-11
Perlas: Vamos a analizar hoy desde otra perspectiva el juego sucio del enemigo. Observemos cómo siempre inició su desafío poniendo en duda la identidad de Jesús como Hijo de Dios, y además, poniendo en duda el amor del Padre por Él, el respaldo del cielo sobre Él, Su valor, Su poder, Su lugar y Su capacidad. Cada tentación comenzaba insinuándole que SI EN VERDAD ÉL ERA EL HIJO DE DIOS, entonces debería hacer tal cosa…
Al poner en cuestión y en duda la identidad y el valor de Jesús, Satanás estaba tentándolo/desafiándolo a que le demostrara a él, si de verdad era el Hijo de Dios, si realmente era amado, y si era cierto que tenía todo el respaldo del cielo. ¿Suena conocido? Satanás hace lo mismo con todos los hijos de Dios, una y otra vez.
El enemigo de nuestra alma siempre intentará hacernos dudar de nuestra identidad y de nuestro valor como hijos de Dios. No se cansa. Siempre nos desafiará y tentará a ver qué tan seguros estamos en cuanto a quiénes somos para Dios, y cuán amados somos. “Si realmente Dios te amara… si realmente fueras un hijo de Dios… si de verdad tuvieras fe… si realmente la Biblia es la Palabra de Dios… si todas esas promesas fueran para ti, si realmente Dios está contigo, ¿Dónde está el supuesto poder que deberías tener como hijo? ¿Dónde está el respaldo del cielo? ¿Por qué Dios está permitiendo esto? ¿Dónde está Dios? ¿Por qué te ha pasado todo esto? ¿Dónde están los milagros? ¿Por qué Dios bendice a otros y no a ti? ¿De verdad crees que Dios te ama? Etc., etc., etc.
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Palabra de Dios: ““Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Él respondió y dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.
Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.” Mateo 4:1-11
Perlas: Vamos a analizar hoy desde otra perspectiva el juego sucio del enemigo. Observemos cómo siempre inició su desafío poniendo en duda la identidad de Jesús como Hijo de Dios, y además, poniendo en duda el amor del Padre por Él, el respaldo del cielo sobre Él, Su valor, Su poder, Su lugar y Su capacidad. Cada tentación comenzaba insinuándole que SI EN VERDAD ÉL ERA EL HIJO DE DIOS, entonces debería hacer tal cosa…
Al poner en cuestión y en duda la identidad y el valor de Jesús, Satanás estaba tentándolo/desafiándolo a que le demostrara a él, si de verdad era el Hijo de Dios, si realmente era amado, y si era cierto que tenía todo el respaldo del cielo. ¿Suena conocido? Satanás hace lo mismo con todos los hijos de Dios, una y otra vez.
El enemigo de nuestra alma siempre intentará hacernos dudar de nuestra identidad y de nuestro valor como hijos de Dios. No se cansa. Siempre nos desafiará y tentará a ver qué tan seguros estamos en cuanto a quiénes somos para Dios, y cuán amados somos. “Si realmente Dios te amara… si realmente fueras un hijo de Dios… si de verdad tuvieras fe… si realmente la Biblia es la Palabra de Dios… si todas esas promesas fueran para ti, si realmente Dios está contigo, ¿Dónde está el supuesto poder que deberías tener como hijo? ¿Dónde está el respaldo del cielo? ¿Por qué Dios está permitiendo esto? ¿Dónde está Dios? ¿Por qué te ha pasado todo esto? ¿Dónde están los milagros? ¿Por qué Dios bendice a otros y no a ti? ¿De verdad crees que Dios te ama? Etc., etc., etc.
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