Palabra de Dios: “Pues dijo: “Quiero ir tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mis bebidas”. Por eso le cerraré el paso con espinos; la encerraré para que no encuentre el camino. Perseguirá a sus amantes y no los alcanzará; los buscará y no los encontrará; entonces dirá: “Prefiero volver con mi primer esposo, porque antes me iba mejor que ahora”. Ella no ha reconocido que fui yo quien le dio el grano, el vino nuevo y el aceite. Yo le había multiplicado la plata y el oro, que ella usó para Baal. La llamaré a cuentas por los días en que quemaba incienso a sus baales, cuando se adornaba con zarcillos y joyas y, olvidándose de mí, se iba tras sus amantes», afirma el Señor.” Oseas 2:5-8; 13 NVI

Perlas: El pueblo estaba viviendo un bueno momento de prosperidad, y se olvidaron de Aquel que les bendijo y se corrompieron gran manera. La prueba más difícil no es cuando las cosas están mal, sino cuando las cosas están bien…allí seremos probados fieles o infieles. Es fácil buscar a Dios y llorar en Su Presencia cuando estamos en sufrimiento, pero qué difícil es buscarlo cuando todo está bien…es necesario ser fiel para lograrlo.

Gomer se olvidó quién había sido su proveedor y de dónde venía su bendición. Decidió irse a buscar a sus amantes, de quienes ella pensaba que venía su bendición y su provisión; Gomer “se olvidó de Dios y se fue tras sus amantes”. Dios la amaba tanto, la llamaba, le daba advertencias, pero ella se quiso ir a buscar lo que solo Dios podía darle, en otros brazos. Y Dios en un momento tomó la decisión de intervenir de manera contundente en la vida de Gomer y cerrarle los caminos, cercarla con espinos, e impedir que ella encontrara sus amantes. Fue una expresión de la gracia y la misericordia y el amor de Dios para ella…impedirle que siguiera destruyendo su vida. Soberanamente orquestó las circunstancias para que llegara el día en que Gomer volviera en sí, se arrepintiera y concluyera en su corazón que debía volver a su esposo que la amaba, a donde ella pertenecía y con quien tenía una familia y un futuro.

Muy seguramente Dios ha hecho esto contigo también. Se ha interpuesto en tu camino de destrucción. Te dejó por un tiempo que vivieras las consecuencias de tus continuas malas decisiones, pero llegó un momento que el Señor dijo: ¡Hasta aquí! Y te llevó al final de tu camino, como la historia del hijo pródigo que volvió en sí y escogió volver a donde pertenecía, a la casa del Padre.