
Sign up to save your podcasts
Or
Palabra de Dios: “Si en mi corazón hubiera yo abrigado maldad, el Señor no me habría escuchado; pero Dios sí me ha escuchado, ha atendido a la voz de mi oración.” Salmo 66:18-19 NVI
Perlas: Él no está esperando perfección, pero si ve la intención del corazón, el hambre por conocer Su voluntad, Su Palabra, escuchar Su voz, la búsqueda, el clamor a Su Espíritu por ayuda para poder obedecerlo…eso es amarlo. Amarlo es obedecerlo.
David entendió esto. Entendió que todas sus canciones de alabanza y sus palabras de amor para Dios, tenían que venir de un corazón obediente. La expresión “Si en mi corazón hubiera yo abrigado maldad” quiere decir que si hubiera “hecho las paces con mi pecado”, si David hubiera decidido vivir con su pecado, él entendió perfectamente que Dios no lo hubiera escuchado.
David hubiera podido tomar decisiones diferentes, por ejemplo: No quiero soltar este pecado, voy a vivir con él, yo hice las paces con este estilo de vida y he decidido seguir viviendo así, no quiero tener nada que ver con convicción de pecado o arrepentirme. Esa decisión lo hubiera descalificado completamente de algún ser llamado por Dios “un hombre conforme a Su corazón", un hombre que amó al Señor con todo su ser, y no solo eso, sino que ni siquiera hubiera sido escuchado muy a pesar de lo hermosas que fueran sus canciones, y lo profundo de sus oraciones.
Evidentemente, todos conocemos la historia, David no fue un hombre perfecto ni libre de pecado (esas características solo le corresponden al Señor Jesús), pero sí fue un hombre que buscó con desesperación la Presencia de Dios, clamaba por dirección y protección, tenía temor de Dios, obedecía aún cuando era muy difícil obedecer, y cuando desobedecía aceptada las consecuencias de su pecado, pedía perdón y se humillaba y adoraba a Dios, no solo con canciones, sino con su vida misma. Dios vio su corazón, Dios conoce las intenciones del corazón, y dijo que David era un hombre conforme a Su corazón.
Aún cuando nosotros estamos incapacitados para amarlo con nuestra vida (amándolo, teniendo temor de Dios y obedeciéndolo), el amor de Dios por nosotros nunca deja de ser, es eterno y nunca cambia. El amor de Dios por nosotros no está en juego, ni hay que analizarlo, no se puede ganar ni perder, ya Él nos amó. Pero, la manifestación de nuestro amor por Él y la realidad de ese amor, ese es otro tema. Es posible que alguien diga que ama a Dios, pero desde el punto de vista de Dios, no es verdad que esa persona lo ame. No hay ninguna posibilidad de engañar a Dios, Él ve el corazón, Él todo lo sabe: y si es un corazón que ha abrigado maldad y ha decidido abrazar su pecado, es imposible que Dios pueda recibir amor de ese corazón.
Este mandamiento de amarlo obedeciendo Su Palabra, Jesús nos lo entregó junto con toda la ayuda que necesitamos para cumplirlo: Su Santo Espíritu con todo Su poder para darnos la capacidad de obedecerlo y permanecer en obediencia.
Oración: Espíritu Santo, te pido en esta hora el regalo del arrepentimiento. Enciende Tu luz en esas áreas oscuras de mi corazón. No quiero seguir abrigando ni abrazando pecados que hacen doler Tu corazón y destruyen el mío y el de aquellos a mi alrededor. No quiero tampoco perderme de ser escuchado por Ti. Quiero aprender a amarte con mi obediencia y a honrar y respetar Tu Presencia en mi vida y Tu Palabra. Amén.
Reto del día: Señor, muéstrame si yo “he hecho las paces” con algún pecado en mi vida y he decidido vivir con dicho pecado, y aceptarlo como parte de mi estilo de vida. Revélame cuánto he hecho doler Tu corazón, el daño que me he causado a mí mismo y a mi familia. Escucha Su respuesta.
5
1010 ratings
Palabra de Dios: “Si en mi corazón hubiera yo abrigado maldad, el Señor no me habría escuchado; pero Dios sí me ha escuchado, ha atendido a la voz de mi oración.” Salmo 66:18-19 NVI
Perlas: Él no está esperando perfección, pero si ve la intención del corazón, el hambre por conocer Su voluntad, Su Palabra, escuchar Su voz, la búsqueda, el clamor a Su Espíritu por ayuda para poder obedecerlo…eso es amarlo. Amarlo es obedecerlo.
David entendió esto. Entendió que todas sus canciones de alabanza y sus palabras de amor para Dios, tenían que venir de un corazón obediente. La expresión “Si en mi corazón hubiera yo abrigado maldad” quiere decir que si hubiera “hecho las paces con mi pecado”, si David hubiera decidido vivir con su pecado, él entendió perfectamente que Dios no lo hubiera escuchado.
David hubiera podido tomar decisiones diferentes, por ejemplo: No quiero soltar este pecado, voy a vivir con él, yo hice las paces con este estilo de vida y he decidido seguir viviendo así, no quiero tener nada que ver con convicción de pecado o arrepentirme. Esa decisión lo hubiera descalificado completamente de algún ser llamado por Dios “un hombre conforme a Su corazón", un hombre que amó al Señor con todo su ser, y no solo eso, sino que ni siquiera hubiera sido escuchado muy a pesar de lo hermosas que fueran sus canciones, y lo profundo de sus oraciones.
Evidentemente, todos conocemos la historia, David no fue un hombre perfecto ni libre de pecado (esas características solo le corresponden al Señor Jesús), pero sí fue un hombre que buscó con desesperación la Presencia de Dios, clamaba por dirección y protección, tenía temor de Dios, obedecía aún cuando era muy difícil obedecer, y cuando desobedecía aceptada las consecuencias de su pecado, pedía perdón y se humillaba y adoraba a Dios, no solo con canciones, sino con su vida misma. Dios vio su corazón, Dios conoce las intenciones del corazón, y dijo que David era un hombre conforme a Su corazón.
Aún cuando nosotros estamos incapacitados para amarlo con nuestra vida (amándolo, teniendo temor de Dios y obedeciéndolo), el amor de Dios por nosotros nunca deja de ser, es eterno y nunca cambia. El amor de Dios por nosotros no está en juego, ni hay que analizarlo, no se puede ganar ni perder, ya Él nos amó. Pero, la manifestación de nuestro amor por Él y la realidad de ese amor, ese es otro tema. Es posible que alguien diga que ama a Dios, pero desde el punto de vista de Dios, no es verdad que esa persona lo ame. No hay ninguna posibilidad de engañar a Dios, Él ve el corazón, Él todo lo sabe: y si es un corazón que ha abrigado maldad y ha decidido abrazar su pecado, es imposible que Dios pueda recibir amor de ese corazón.
Este mandamiento de amarlo obedeciendo Su Palabra, Jesús nos lo entregó junto con toda la ayuda que necesitamos para cumplirlo: Su Santo Espíritu con todo Su poder para darnos la capacidad de obedecerlo y permanecer en obediencia.
Oración: Espíritu Santo, te pido en esta hora el regalo del arrepentimiento. Enciende Tu luz en esas áreas oscuras de mi corazón. No quiero seguir abrigando ni abrazando pecados que hacen doler Tu corazón y destruyen el mío y el de aquellos a mi alrededor. No quiero tampoco perderme de ser escuchado por Ti. Quiero aprender a amarte con mi obediencia y a honrar y respetar Tu Presencia en mi vida y Tu Palabra. Amén.
Reto del día: Señor, muéstrame si yo “he hecho las paces” con algún pecado en mi vida y he decidido vivir con dicho pecado, y aceptarlo como parte de mi estilo de vida. Revélame cuánto he hecho doler Tu corazón, el daño que me he causado a mí mismo y a mi familia. Escucha Su respuesta.
1,362 Listeners
482 Listeners
1 Listeners
82 Listeners
1 Listeners