La fe tiene dos columnas: creer y anunciar y para esto no hay mejores ejemplos que Pedro y Pablo. Dos hombres muy distintos, pero con una misma pasión: Jesús.
Pedro, el pescador impulsivo, se convierte en roca firme. Pablo, el perseguidor de cristianos, se transforma en el apóstol incansable de los gentiles. Uno encarna la fe profunda y el otro la misión imparable.
En este video, el Padre Ernesto nos cuenta cómo el testimonio de estos dos grandes hombres sigue marcando la vida de la Iglesia, y por qué su martirio no fue una tragedia sino la prueba más grande de amor.