A veces, puede que nos sintamos “espirituales” por el hecho de meditar. Pensamos que seremos más amables y que no nos vamos a enfadar nunca. Pero esto es lo que el ego “piensa”. La espiritualidad va mucho más allá. Es un sincerarse consigo mismo y aceptar. No es fácil aceptar todo, pero puede ser un buen destino. En el camino, podremos aprender, disfrutar, jugar o, simplemente, vivir. La espiritualidad se puede ver en gestos cotidianos; no hay que irse a personas o situaciones especiales. La espiritualidad es intrínseca a nuestra naturaleza. Hoy te comparto una reflexión de Martín Virasoro (www.martinvirasoro.com). 🙏🏼