Para dar testimonio que Jesucristo verdaderamente era el Mesías, el Salvador a quién toda la gente de Israel había estado esperando, Juan el Bautista dio a la gente el bautismo del arrepentimiento, y también bautizó a Jesús en el Río Jordán. Después de darle el bautismo a Jesús, también dio testimonio de que Jesús es el Hijo de Dios, diciendo, “Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo. Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.” (Juan 1:33-34).