En el pasaje de las Escrituras de hoy, el Señor nos dijo que nos despertásemos y trabajásemos hasta que volviese. Está escrito aquí: «Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida. Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles» (Lucas 12, 35-37). Los que están despiertos, trabajando diligentemente, preparándose y predicando la justicia del Evangelio de Dios cuando venga el Señor están benditos.