Aprendiendo de las gaviotas

Es un día frío junto al mar, demasiado ventoso para mi comodidad.

Pero a las gaviotas no parece importarles el viento. De hecho, parecen disfrutarlo. Las veo volar: van con él, van contra él, se elevan hacia el cielo, se precipitan de nuevo a la tierra. Todo el tiempo que están usando el viento, están aprovechando su poder. Y reflexiono sobre cómo nosotros, los discípulos de Jesús, somos tan fácilmente desviados por los vientos de la adversidad.

Señor, envíanos el Espíritu Santo que nos capacite para convertir lo difícil y lo fácil en nuestro beneficio, para que todo lo que nos suceda nos lleve por el camino hacia tu reino.