La oracíón crea esperanza y poder. Hablar con Dios nos enjuaga el corazón. Es por eso que cuando pasamos mucho tiemp sin hablar con Él se enfría nuestra relación. Lo mismo ocurriría si dejáramos de hablar con nuestro papá o mamá en la tierra. No podemos saber saber qué hacen, qué piensan, qué sienten y pronto dejaremos de entenderlos. En la oración aprendamos a dialogar con Dios.