En nuestros negocios, en nuestros trabajos, con la familia, los amigos…hay muchas veces en la vida que deberíamos decir “no”, pero no siempre es fácil. Entonces decimos que sí, asentimos, y contentamos a los demás, porque es lo fácil, evitar el enfrentamiento. ¿El precio a pagar? Nuestra frustración, un estado de malestar con nosotros mismos por ir contra nuestros propios intereses.Esto es especialmente importante cuando nos estamos jugando nuestra reputación o la rentabilidad de nuestro negocio.Proyectos que nos nos motivan o no nos sale muy a cuenta llevar a cabo, proyectos en los que estamos metidos y en los que se incumplen sistemáticamente los acuerdos a los que se había llegado…Son muchas las situaciones en las que podemos decir no.Obviamente no es fácil, a nadie le gusta crear un clima de fricción, y menos con gente con la que tienes que trabajar (y que te tiene que pagar), pero créeme, es importante aprender a hacerlo. Empieza con pequeñas cosas, pequeñas victorias que te irán dando seguridad. Solo hay dos máximas a tener en cuenta: respeto y firmeza.¿Y tú? ¿Sabes decir que no? ¿Te resulta demasiado violento? Cuéntamelo en Twitter o el formulario de contacto de mi página web. Y no te olvides de participar en el sorteo del capítulo 100, mencionándome en Twitter con el hashtag #sidudashazlo100.