El pueblo de Israel llega a la Tierra Prometida, pero Moisés solo la verá desde lejos. Josué asumirá el liderazgo del pueblo de Dios, siguiendo las huellas del profeta a quien se alaba por su humildad y trato con Dios. El evangelio nos exhorta a vivir siempre en un proceso de reconciliación a nivel personal como comunitario, siendo instrumentos de perdón y liberación de toda atadura en nuestra vida y en la de los demás, pues la Iglesia es signo de la presencia de Aquel que nos reconcilió con el Padre desde la Cruz. ¡Señor, haznos instrumentos de tu amor!