Hace algunos días supe que @francorubartelli estaba en República Dominicana. Era una oportunidad de oro… Conversar con este ícono de la fotografía, el cine venezolano y la publicidad; hablar con este hombre, cuya vida está llena de experiencias mágicas era una posibilidad para viajar en el tiempo y revivir una época dorada para Venezuela.
Al mismo tiempo, era una oportunidad para comprender la visión desenfadada que llevó a este italiano de nacimiento a destacarse como fotógrafo de la revista Vogue, recorrer el mundo con su cámara, llegar a Venezuela y rodar centenares de comerciales… El éxito no es un plato que se hace con la misma receta y explorar qué significa para él ese concepto era una idea más que tentadora…
Franco Rubartelli quería ser militar como su padre pero un giro del destino lo alejó de ese sueño.
Entre los 60 y 70 Rubartelli vivió dos historias de amor con modelos que junto a él desafiaron los esquemas tradicionales de la fotografía de moda. Él que irrumpió en ese mundo más por amor que por pasión por la fotografía, estableció sin quererlo ni planificarlo un lenguaje de libertad, movimiento e imaginación, rompió barreras y se convirtió en un pionero en su campo.
Rubartelli es hoy un libro abierto, un abuelo tiernísimo que vive en la hermosa isla de Margarita, lugar donde rodó su también hermosa película Simplicio. Franco es un padre amoroso y un hombre que encontró su hogar hace 50 años en Venezuela… Su mensaje para el país y para todos los que están tanto dentro como afuera hoy, es simplemente una joya, un regalo para nosotros…
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