poseedora de una de esas personalidades tan abrumadoras que, sin pretenderlo,

marcan tendencia. Lo hizo ya en 2014 cuando junto a Raül

Fernández Miró ‘Refree’ anticipó con ‘Granada’ esa recuperación de las

tradiciones españolas que estaba por venir. Desde

entonces su carrera ha avanzado por libre, con decisiones

estrictamente artísticas y muy personales. ‘Farsa’ es un buen ejemplo de esa

radicalidad a la hora de crear, de la convicción y ética de una figura que no

trabaja pensando en el presente sino en el conjunto de su obra futura.

El concepto del álbum es mantener un diálogo con

todas esas disciplinas que han inspirado la obra de la catalana: teatro, cine,

danza, pintura, fotografía y poesía. Son canciones escritas por ella misma

o adaptaciones de los originales de otros poetas como Javier Ruibal, Miguel

Hernández, Ana María Moix o Sylvia Plath. En el making-of del álbum, que se

puede ver en YouTube, cuenta lo complicado que fue conseguir los derechos

de los textos de la intelectual estadounidense, hasta el punto de hacer

peligrar el proyecto.

Por suerte el disco salió adelante y ahora ven la luz

estas canciones en las que canta a la fuerza arrebatadora de la inspiración, en

las que su voz se envuelve del poder evocador de la pintura, su deseo se

convierte en baile y, a la manera de una cineasta o un literato, cuenta

historias con un poderoso trasfondo: el de la maternidad, la propia y la ajena.

Hay un homenaje a su madre (y al resto de madres, incluso a las que no lo

son) pero también a su hija: estos temas están grabados en el comedor de su

casa, para que pudiera pasar más tiempo con ella.

Escuchando estas piezas en la tranquilidad del salón

de casa uno siente el incontenible deseo de que la normalidad regrese al sector

de la música en directo para que Sílvia Pérez Cruz pueda llevar a cabo sus

planes con ‘Farsa’. Su idea es explorar tres formatos distintos: una

interpretación cruda y desgarrada en acústico, sólo con su voz; ir acompañada

de una banda (en el disco participan varios instrumentistas de alto nivel), y

un experimento junto a un director de escena, una bailarina y un pintor a

tiempo real. Ojalá todo esto suceda más pronto de lo que ahora pensamos. 

José Fajardo