Decenas de miles de sirios conmemoran en las calles el primer aniversario del fin de la dictadura de Bashar al Asad. Pero la frágil transición se ve sacudida por la violencia intercomunitaria, que ya dejó miles de muertos. El presidente interino Ahmed al Sharaa, un exyihadista, rehabilitó a Siria en la escena internacional, pero aún debe restaurar la seguridad y la confianza.