Siti binti Saad nació en 1890 en Fumba, un pequeño pueblo de
pescadores del archipiélago de Zanzíbar. En los años 30 del siglo pasado se
convirtió en la gran leyenda del taarab, una música fascinante que mezcla
referencias del este de África y la India, entre otras regiones. Más allá de su
enorme talento, su figura fue importante porque dio voz a las mujeres en un
género que siempre había estado dominado por los hombres.
Hoy su bisnieta, Siti
Muharam, recupera esta historia y aquellas canciones no sólo como un homenaje a
su familiar, sino como una forma de mantener viva la llama de la tradición. El
disco es un canto a las mujeres poderosas y a la música libre, esa que es capaz
de unir una herencia ancestral con ritmos contemporáneos. “El pasado nos ayudó a encontrar un sonido del futuro, para
que una nueva generación pueda imprimir su ritmo mientras mantiene el método”,
dice en la nota de prensa.
En ‘Kijiti’, por ejemplo,
cuenta la historia tremenda de la violación y asesinato de una mujer joven a
través de ritmos que invitan al trance y que recuerdan al blues del desierto de
los tuaregs, a los bailes coreografiados de las películas del Bollywood clásico
y hasta al raï algeriano.
Siti Muharam se convierte
con este trabajo en una de esas transmisoras de la sabiduría popular a través
de la palabra y la música, recuperando las desgarradoras y emotivas historias
que su bisabuela cantó 100 años antes en swahili. Uno de los grandes discos de
este año para los que aún quieran sorprenderse con la música.
José Fajardo