Esto es lo que haremos, primero te hablaré de la ingenuidad de mentirnos y después de mi experiencia en mentirme, te contare algunas cosas que no sabes. Todos nos hemos mentido en algún momento, nos hemos forzado (con cierto gusto) a ver una situación así como la queremos ver, como la queremos pensar, vivir o soñar.
Cuando nos mentimos, es porque (lamentablemente) no hemos sido capaces de afrontar una realidad ya sea porque no queremos, no estamos preparados, porque haya miedo, cierta dependencia o codependencia, puede ser que con algo nos sintamos indefensos ante el futuro o haya cosas que no queremos aceptar, o hacer.
Me mentí al creer que yo podía mantener unida, feliz y estable a la familia que se separó debido al divorcio de mis padres, tanto esfuerzo comenzó a desarrollar en mi un deseo de control y una idea de que yo creía que sabía que era lo mejor para cada uno, y eso es imposible, solo Dios sabe que es lo mejor para cada quien, en el camino de unir a mi familia tambien les hice daño a ellos, metiéndome en sus vida y presionandolos.
Me mentí al creer que yo podía hacer que mis novios me amaran más, si me veía bonita, delegada o tenía esta personalidad super cool y accesible, y nada fue más falso que eso, me la pasaba diciendo si está bien, anulando mis sentimientos y mis límites (que nunca fui capaz de poner), en ves de que eso creará un lazo fuerte en mis relaciones, más bien me creó baja autoestima, me acostumbre a dar mucho y no recibir, al tiempo comencé a bajar mis estándares. No era error de ellos, yo debí poner límites y antes de eso conocer porque estaba yo actuando de la forma en que lo hacía y descubrir qué era lo que yo en realidad quería, y así tuve que dejar de mentirme, pagando las consecuencias que no pude medir.
Me mentí, en algún momento de mi vida creyendo que