Las enfermedades diarreicas representan un desafío global y son especialmente peligrosas en niños y ancianos. A pesar de avances médicos, este padecimiento sigue siendo una de las principales causas de mortalidad infantil.

En países como México, los programas de salud pública han logrado reducir la mortalidad infantil por diarrea, pero la falta de acceso a servicios de salud adecuados, la desnutrición y el saneamiento deficiente continúan siendo desafíos importantes.

El cambio climático agrega una capa adicional de complejidad, aumentando el riesgo de enfermedades diarreicas debido a la contaminación del agua y los alimentos, y el estrés ambiental que puede afectar la salud gastrointestinal de la población.

Aunque el tratamiento se centra en el manejo de síntomas y la reposición de líquidos, las vacunas juegan un papel crucial en la prevención. El desarrollo de vacunas contra patógenos como el rotavirus y Shigella ofrece esperanza en la lucha contra estas enfermedades, aunque la resistencia a los antibióticos y los desafíos epidemiológicos continuos requieren un enfoque multifacético que incluya medidas preventivas, terapéuticas y de investigación continua,