Te quiero, por fin lo dijo.
Por fin dijo las palabras tan esperadas.
Te quiero, yo ya lo sabía, pero él nunca lo había expresado.
Su “te quiero” llego en el peor momento.
El tan ansiado “te quiero” no tuvo el impacto que ninguno de los dos pensamos que tendría.
Un “te quiero” en mal momento es peor que un “no te quiero”.
Un “te quiero” en un mal momento solo está ahí estorbando y nadie sabe qué hacer con él.
¿Cómo contestar un “te quiero” en un momento equivocado? Y no es un cualquier “te quiero”, es el “te
quiero” que has estado esperando, ansiando, añorando.
Entre todos los días que pudo haber elegido, entre todos los momentos ¿por qué este?
¿Fue muy temprano? ¡No! No lo creo, yo llevaba meses esperando.
¿Fue demasiado tarde? Él había desaparecido cuando yo requiera atención. Soy una persona
independiente, pero hasta yo requiero de apoyo en algunos momentos. Y lo obtuve, pero no de él.
Él también estaba pasando por su propio tema y surgió triunfante sin mí. Su descubrimiento de ese “te
quiero” era su trofeo después de su episodio. Él venció a sus demonios y estaba retando al mundo al
expresar lo que ya sabíamos con ese enfático “te quiero”.
Su triunfo en un mal momento para mí.
No le guardaba ningún rencor. El paso por lo suyo, yo por lo mío. Este “te quiero” era el puente que nos
debía unir. Tal vez no “un para siempre” pero la base para empezar a crear algo juntos más
abiertamente.
Algo había cambiado. No tengo palabras para explicar, pero ese “te quiero” seguía estorbando y no
sabía qué hacer con él.
Silencio creciendo. Un “te quiero estorbando”. Yo confundida. Él esperando respuesta, reacción, algo.
Yo sin nada que decir. N A D A
Silencio
Ni un “lo siento, tú te quiero me llego en un mal momento”